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EL CAMINO DEL AGUA

– Por La Senda –

Hace años que se viene denunciando el deterioro de la calidad del agua de OSE. Hace más de 20 años que la academia viene alertando sobre la contaminación del agua debido a la presión que ejerce sobre los cursos una forma de producción voraz. Sin embargo, un buen día llegamos a casa, abrimos la canilla, servimos un vaso y el agua estaba intomable. Desde antes del 2004 -año del recordado plebiscito por el agua- hasta hoy, numerosas organizaciones sociales sostienen una lucha cotidiana para que el agua sea un derecho humano y no una mercancía. Pero a partir de ese día en que el agua de la canilla dejó de ser potable, el debate volvió a correr de boca en boca y a ocupar los principales espacios de los medios de comunicación.

¿Quién paga la potabilización?

Hace más de quince años que el recibo de OSE se viene encareciendo. En el año 2007, toda la población pasó a pagar un sobre costo en la tarifa si se sobrepasaba los 15 m3 de consumo mensual. En 2016, volvió a existir un aumento tarifario para quienes excedían el tope de 15m3 en un promedio anual.  En 2017 se volvió a incrementar la tarifa mediante lo que el gobierno llamó “tasa ambiental”, que aumentó un 32% en el costo fijo a nivel nacional.  Aunque la tarifa se aplica a toda la población, es claro que quienes menos tienen son los más perjudicados en este ajuste.  El concepto de realismo tarifario, implica que el costo de potabilización del agua debe pagarse mediante los ingresos del ente, por lo cual termina pesando mucho más en el salario de los trabajadores que en la burguesía.  Un estudio de la Cooperativa Comuna, aborda además la multiplicidad de subsidios y beneficios que se brindan a las industrias y grandes empresas, que utilizan el agua como insumo de producción.[1]

Por otra parte, a pesar del plebiscito de 2004 que explicita que el agua debe ser de gestión pública, ya son varias localidades las que por vía de la tercerización, tienen una gestión privada del agua. En resumidas cuentas, potabilizar el agua pesa siempre más en las espaldas de los trabajadores. Mientras que la potabilización y el suministro se van transformando, a pesar del plebiscito, todo se transforma en negocio.

Un sistema que para producir, agota

En la visión mercantil de la vida, el agua no es solo un producto que sale de nuestras canillas o termina embotellada en el mercado, además de producto es insumo. En 2019 la producción de arroz cuadruplicó el consumo de agua potable de toda la población del Uruguay; la producción de celulosa consumió 10 veces más, la de soja 17 veces y la de carne 20. Según Daniel Pena en artículo publicado en Zur, el caso de UPM referente al consumo de agua es paradigmático. Si combinamos el consumo estimado de agua para la producción de eucaliptus y la dilución de efluentes, la planta llega a utilizar el equivalente al consumo de agua de 96 millones de personas[2].

Pero además del uso está lo que se llama la “huella hídrica”, que es el resultado del impacto que genera la producción en el ciclo del agua. El pasado 5 de junio, la Asociación de Limnología del Uruguay, profesión que estudia las aguas continentales, señaló en un comunicado que los problemas de calidad del agua vienen aumentando en la última década producto de la “eutrofización”, entre otras causas. Este término quiere decir exceso de nutrientes en los cursos de agua y son generados a causa del modelo de producción agrícola y ganadero[3].

Por otra parte, y por el contrario del discurso instalado por el gobierno que apunta a la conciencia del consumo de agua potable por parte de la población como principal responsable de la sequía, según un estudio realizado por el antropólogo Carlos Santos en 2021, el consumo de agua potable por parte de la población entre 2012 y 2019 se mantuvo estable. Por ende, si seguimos las tendencias esgrimidas anteriormente, todas las cuentas apuntan más hacia al sistema de producción que hacia el consumo de la población.

El garante del capital

El Estado ha cumplido desde sus inicios el rol de generar las condiciones para que el capital pueda reproducirse y generar ganancias.  En Uruguay, y en relación al problema del agua, si recorremos el camino desde la canilla hacia los cursos y las cuencas, veremos que el deterioro en la calidad y la falta de agua va mucho más allá de la sequía y de la sal. 

En 1997 se aprobó una primera ley para regular el uso del agua con fines productivos. Se declaró de interés nacional el riego agropecuario, incluyendo el estímulo a la construcción de embalses y la inversión.  Además de la acumulación y concentración de tierras, se empezó a hablar del riego como “segundo piso” para dar garantías a los inversores. La ley de riego de 2018 amplió los mecanismos para beneficiar la inversión.  Se incorporó el riego a la forma de la especulación financiera al crear las Sociedades  Agrarias de Riego y los Operadores de Sistema de Riego, nuevos actores privados que con su cuota de ganancia pasan a formar parte del modelo agroexportador. El Banco Mundial fue quien estableció las sugerencias: aplicación del sistema de riego con objetivo de ampliar la productividad en los cereales de verano, las oleaginosas (maíz, soja), pasto de ganado lechero y cría de ganado.

Mientras el agua se agota y se deterioran las cuencas, los propietarios de tierras, arrendatarios e industriales se siguen enriqueciendo y produciendo más ganancias, al tiempo que los trabajadores pagamos el agua más cara y ahora embotellada.

No hay agua para beber

Al encarecimiento del agua corriente, ahora se suma que no es potable. Son distintos académicos los que recomiendan no beberla por ser perjudicial para la salud. Entonces los trabajadores terminamos pagando agua embotellada.

Al momento no existen cifras exactas ni minuciosas del consumo de agua por parte de las embotelladoras ni de sus ganancias, pero en otro artículo realizado por Daniel Pena para ZUR en el cual recabó datos de los balances oficiales de las empresas publicados en la Auditoría Interna de la Nación y de la Dirección Nacional de Aguas (DINAGUA), destacó que entre Salus y Nativa controlan el 87% del mercado de agua embotellada en Uruguay a través de distintas marcas. En 2021 la ganancia neta[4] de Salus fue de U$S 4,341,125 (dólares). Milotur S.A, que además del agua Nativa produce otra serie de productos, presentó en 2021 una ganancia neta de U$S 430.591, aunque presentó exportaciones por más de un millón de dólares en el mismo año. Coca-cola (Montevideo Refrescos SRL) – Fomento Económico Mexicano SA (Femsa), presentó una ganancia neta de más de 13 millones de dólares en 2021.[5] Por su parte, según datos publicados por el diario El País, en el período enero-setiembre de 2022 el total de facturación de Coca Cola – Femsa creció un 25,1% con respecto al mismo período del 2021 y significó un total de 137,6 millones de dólares.[6]

Por su parte, según las habilitaciones de la DINAGUA, Salus extrae diariamente el equivalente al consumo para 30.296 personas, Nativa para 15.720 y Coca-Cola para al menos 8.000. Ninguna de las empresas que toma el agua de manantiales o cursos de agua para su actividad paga por ella.

Mientras las empresas extraen agua dulce para producir de forma gratuita y obtienen ganancias millonarias, los trabajadores debemos pagarla para subsistir.

Ni por sal ni por sequía

Desde la política parlamentaria, se centra el problema en dos ejes: el oficialismo dice sequía y la oposición dice sal. Unos intentan hacer de la crisis hídrica una situación pasajera producto del clima. Los otros, enfatizan en el estado del agua corriente. Para el oficialismo, tuvieron mala suerte porque no llueve y la propuesta es esperar que llueva. Para la oposición, el problema es de gestión. En la caja de resonancia del parlamento, sequía y sal parecen el problema, Neptuno y Cazupá son planteados como mitigantes.

Sin embargo, la Federación de Funcionarios de OSE (FFOSE) de un tiempo a esta parte viene denunciado que aproximadamente la mitad del agua que se potabiliza se pierde en cañerías en mal estado[7] a causa de la falta de mantenimiento por no contar con el personal necesario para llevarlo adelante. Esto se da debido a los constantes recortes de presupuesto que viene teniendo OSE desde hace años. Esta política responde a la idea de privatización que se expresa de tres formas: indirecta, a través de las tercerizaciones de ciertos sectores; llamémosle “subliminal”, a través de brindar un mal servicio y responsabilizar al Estado por su “ineficacia empresarial”; y directa, a través de dar concesiones abiertamente como en el caso de Maldonado o el planeado y aprobado tras bambalinas “Proyecto Neptuno”. Esta política implica la responsabilidad de todo el espectro parlamentario.

En cuanto al proyecto Neptuno, tanto FFOSE como distintos científicos han planteado que presenta numerosos problemas. Se planea tomar agua del Río de la Plata para que luego sea procesada por una desalinizadora. Según se denuncia, este sistema no podría funcionar adecuadamente en períodos de bajas precipitaciones por los altos valores de salinidad del estuario. Por lo cual no resuelve el problema. Además, conlleva tomar agua de un curso que está sometido a la contaminación, pues la calidad del agua del Río de la Plata ya está comprometida[8]. Incluso si tecnológicamente se lograra, significaría el encarecimiento del servicio para la población que pagaría la inversión a través de las tarifas. Es una privatización que beneficiaría al consorcio SACEEM, BERKES, CIEMSA Y FAST en su construcción y su administración. Un proyecto que deposita parte de la gestión del servicio de agua potable en manos de empresarios, que pasarán a obtener ganancias de éste.

Por otra parte, el proyecto “Casupá” defendido por la oposición, implica la construcción de otra toma de agua que se complementa con la de Paso Severino,   planificada en 1970. Se encuentra en la zona baja de la cuenca del Santa Lucía, que es la que provee a la zona metropolitana. Su propuesta es en definitiva, una represa y un embalse, esquivando parte de los más de 500 embalses autorizados y promovidos por el Estado que retienen agua para el riego, así como la contaminación por exceso de nutrientes que generan. Sin embargo, las propias voces del oficialismo hablan de una mitigación por tiempo limitado, que de sostenerse la presión productiva sobre el agua no garantiza que no se caiga en la misma situación actual.

Si observamos los informes meteorológicos, a febrero de este año la sequía actual era menor a la sequía ocurrida hace poco más de treinta años, entre 1986 y el 1989.[9]  ¿Qué hace que una sequía casi igual, tenga consecuencias tan diferentes? Oficialismo y oposición hablan de sequía y de sal, pero no abordan ni el recorte histórico de OSE ni el rol del Estado en una administración capitalista de los recursos que ha ido agotando las cuencas de agua en la búsqueda de maximizar las ganancias empresariales.

¿Quién saquea?

Se ha instalado la consigna “No es sequía, es saqueo”. Cuando hablamos de saqueo, ¿a qué nos referimos? ¿A la inversión extranjera que se lleva nuestros recursos? ¿A la pérdida de soberanía? ¿O quizá a las ganancias de una clase que no reconoce fronteras sino que más bien solo piensa en la propiedad y en la productividad basada en la explotación humana y de los recursos naturales? Para nuestra visión, el saqueo no es una cuestión de naciones, es una cuestión de clase. Por eso entendemos que “No es sequía, es Capitalismo”.

El agua seguirá siendo mercancía mientras vivamos en un sistema que precisa de ella para producir otras mercancías. Cuando se busca maximizar ganancias en detrimento de la vida, como clase trabajadora y como pueblo no podemos andar con medias tintas. Pensar en algún tipo de regulación como la solución frente al poder de una clase con el apoyo de organismos internacionales y la complicidad del Estado, es creer que el zorro va a dormir la siesta con las gallinas.

Ya van meses de crisis hídrica y las propuestas manejadas por gobierno y oposición son generar nuevos negocios. El círculo de ganancia parece perfecto: el capital genera el problema y propone un negocio, profundiza la necesidad e instala el lucro a través de ella.

La lucha popular ha transitado por un plebiscito victorioso en 2004 pero que luego fue hábilmente desconocido. Sin embargo, la movilización y la protesta no paran. Cortes de rutas, movilizaciones en días consecutivos, asambleas autoconvocadas, organizaciones tomando el impulso para dar la pelea. Distintas formas de expresiones del pueblo en las calles que hoy se encuentran en la lucha por defender el agua y la vida. Un querido viejo barbudo de Nuestra América dijo alguna vez: “Socialismo o Barbarie”. El Capitalismo nos propone la barbarie de forma totalizante, priorizando las ganancias de una clase sobre la vida y la humanidad. Quizá se podría pensar en luchar para oponerle vehemente otra forma de organización que, también de forma totalizante, priorice a la humanidad y la vida en detrimento del lucro y las ganancias de unos pocos.  


[1] https://cooperativacomuna.uy/el-servicio-de-agua-potable-en-uruguay-su-principal-proveedor-y-el-modelo-tarifario/

[2] https://zur.uy/basta-de-curitas-para-los-problemas-del-agua/

[3] https://ladiaria.com.uy/ambiente/articulo/2023/6/asociacion-de-limnologia-del-uruguay-los-problemas-relacionados-a-la-disminucion-de-la-calidad-y-la-cantidad-de-agua-dulce-han-aumentado-en-frecuencia-y-magnitud-en-la-ultima-decada/

[4] Ganancia neta es el saldo de la resta entre ingresos totales menos gastos totales.

[5] https://zur.uy/el-negocio-de-las-embotelladoras-ganancias-y-consumo-de-agua/ “Ante la ausencia de información sobre las ganancias y el consumo de agua de estas empresas recurrimos a sus balances oficiales disponibles en la Auditoría Interna de la Nación, y las habilitaciones de DINAGUA, para  ordenar y sintetizar la información pública existente “

[6] https://www.elpais.com.uy/negocios/noticias/cuantos-millones-de-dolares-vende-coca-cola-en-uruguay-y-que-destaco-la-compania-del-pais

[7] https://brecha.com.uy/una-empresa-que-hace-agua/

[8] https://ladiaria.com.uy/ambiente/articulo/2023/5/crisis-en-el-abastecimiento-de-agua-potable-medidas-propuestas-por-los-cientificos-que-aun-pueden-ser-escuchadas/

[9]https://www.inumet.gub.uy/sala-de-prensa/noticias/informe-sequia-meteorologica-2020-2023