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A 61 años del triunfo de la Revolución Cubana

RESEÑA HISTÓRICA Y VIGENCIA DE UN IDEARIO

-Por Fernando Acuña, militante de la Juventud Guevarista del Movimiento
Revolucionario Oriental-

Luego de lo acontecido en la Cuba del año 1959, el 1 de enero de cada año,
suele replantearnos lo que significó el proceso revolucionario para aquel
momento histórico; no solo para dicho país, sino que, por el alcance de los
ideales que movilizaron la lucha del pueblo cubano, se necesita poner en
perspectiva la misma desde una dimensión global. En este caso nos interesa
particularmente verlo desde el Uruguay. Como cualquier proceso, pero
concretamente por la magnitud de éste, se hace necesario tener en cuenta cuál
es la vigencia de los aportes y las enseñanzas generadas por la revolución
cubana, a la luz de poder incidir y transformar la realidad concreta actual donde,
lejos de hacer un planteo mecanicista de las luchas, visualizaremos la plena
vigencia de varios puntos que nos interesan rescatar en consonancia con las
discusiones teóricas y prácticas que están enquistadas en la dinámica de lucha
de clases.

Una historia construida en virtud de la lucha

El año 1959 es un mojón en la historia de las luchas sociales que se prolongan
antes y después de este año en Cuba, en primera instancia porque sintetiza
mucho de lo pasado y proyecta mucho del porvenir. El proceso revolucionario
que desembocaría en el triunfo enmarcado en el año 59’ no es casual, no se lo
puede abordar sin rescatar las históricas luchas que engendró el pueblo cubano
a lo largo de la historia de un país explotado y oprimido por españoles,
nortemaericanos y la oligarquía nacional. No se puede separar este proceso sin
tener en cuenta los avances y retrocesos que significaron para los explotados y
oprimidos de este país condenado al sometimiento colonial e imperial, las luchas
impulsadas en el 1868, la figura de José Martí, a quien Fidel Castro rescatará
señalándolo como el autor intelectual del asalto al Moncada. Posteriormente,
ubicamos las luchas de 1933 contra la tiranía de Machado, de la cual podemos
afirmar: “Esa revolución evidenció la debilidad y el carácter vacilante y sumiso de
la burguesía doméstica y corroboró una vez más el papel antipopular,
reaccionario, pro imperialista y de traición nacional de la oligarquía nativa.
1

La década del ´30 había generado, para los sectores explotados de Cuba, un
sinfín de enseñanzas desde el terror que la clase dominante puede volcar sobre
los mismos, a desenmascarar el papel que cumplen diversos sectores de la
sociedad. En aquellos años, fueron las luchas de los obreros, campesinos, y

1
Historia de Cuba; Cantón Navarro, José.
estudiantes del pueblo cubano quienes se despojaron de la tiranía de Machado.
Pero estos mismos sectores de la sociedad verán cómo se sustituía la figura de
un explotador por otro, en este caso asumiría el gobierno en Cuba Carlos
Manuel de Céspedes, no resolviéndose los problemas que habían movilizado la
lucha de aquellos hombres y mujeres, incluso, hasta entregar su propia vida. La
lucha regada con la sangre de los cubanos explotados se traducía en cambios
de figuras pero no de políticas, las cuales bajaban desde las esferas de poder
provenientes sobre todo desde Estados Unidos, donde, a pesar de la instalación
de un gobierno provincial que buscó calmar la fuerza de las luchas con ciertas
concesiones, el mismo volvería a ser derrocado con un nuevo golpe militar en
1934, momento en que serían suprimidas dichas concesiones. Ante esto, Fidel
Castro manifestaría: “Hay opresión en la patria, pero habrá algún día otra vez
libertad”.

A pesar de que el año 1959 se nos presenta como un año bisagra en el proceso
revolucionario, no se puede acotar la lucha solamente a este año. Lo rico de la
revolución cubana está en sus antecedentes y en lo que se continuó
proyectando de la misma, tanto para el pueblo cubano como para el resto de la
clase explotada del mundo y, en especial, de Latinoamérica. Uno de los mayores
puntos de lucidez que impulsó el Movimiento 26 de julio fue la de comprender
los problemas concretos de los explotados y oprimidos y, a través de la lucha,
encarnar y arrancar las soluciones para los mismos. El alegato de defensa de
Fidel Castro, una vez apresado luego del asalto al Moncada, sintetiza un
profundo conocimiento por parte de la organización para luchar por los
problemas que azotaban al pueblo cubano. En el mismo Castro expresaría: “El
problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la
vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema
de la salud del pueblo; he ahí concretados los seis puntos a cuya solución se
hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos junto con la conquista
de las libertades públicas y la democracia pública”.
2

Teniendo en cuenta las condiciones objetivas de explotación y opresión a los
que eran sometidos millones de cubanos, el 26 de Julio fue tejiendo unidad en
virtud de una plataforma capaz de concretarse a través de la lucha con
organizaciones políticas, sociales y estudiantiles y con un ejército popular capaz
de concretar sus aspiraciones en la punta de un fusil. Lograrían leer hábilmente
los momentos para avanzar en unidad y los momentos para dar un golpe de
timón cuando se frenará el objetivo de eliminar las condiciones de explotación a
las que era sometido el pueblo cubano. Uno de estos ejemplos, luego del asalto
al Moncada, por ejemplificar con un caso, es el Pacto de Caracas donde desde
Sierra Maestra se proyectaba “la necesidad de un programa mínimo de gobierno
que asegure el castigo de los culpables de la grave situación de Cuba y
garantice los derechos de los trabajadores, el orden, la paz, la libertad, el

2
La Historia me absolverá; Castro, Fidel.
cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico,
social e intelectual del pueblo cubano”
3
.

Una vez consumado el triunfo revolucionario, nuevamente se vio la lentitud del
gobierno en aplicar las medidas por las cuales se lucharon, lo cual significó la
estratégica renuncia de Fidel al Premierato y la consecuente movilización de las
masas las cuales no estaban dispuestas a presenciar un nuevo freno en sus
ambiciones. Una vez sucedido este hecho, comenzó un aluvión de medidas que
darían respuesta a las luchas: disolución del Congreso de la República y todo el
aparato de la dominación política, se disuelve el viejo ejército -instrumento de
dominación y terror contra el pueblo- y asume las funciones de las fuerzas
armadas el Ejército Rebelde, se crean fuentes de trabajo, se avanza en la salud
y educación y se profundiza la ley de Reforma Agraria. Luego, continuaría un
proceso de profundización de las medidas revolucionarias y de las
responsabilidades que el pueblo cubano asumía para consigo y para con el resto
de los pueblos explotados del mundo, como lo sería la declaración del carácter
marxista leninista de la revolución, la Organización Latinoamericana de
Solidaridad (OLAS), para mencionar solamente algunos episodios relevantes.

Las repercusiones de la revolución Cubana en Uruguay

Sin dudas la incidencia de la revolución en nuestro país se manifiesta en
múltiples planos. Los mismos no pueden separarse del contexto histórico en el
cual se enmarca la Revolución Cubana y el Uruguay de aquellos años, que es
en el marco de la Guerra Fría, con un profundo sentido de anticomunismo que
se extendía por toda Latinoamérica bajo la influencia ideológica del bloque
liderado por los Estados Unidos y Uruguay no sería la excepción. La incidencia
del proceso cubano puede ser vista desde lo político, lo electoral, en lo
estudiantil y en lo social.
En el terreno político, a la luz de dicho proceso, en Uruguay se conformarían
organizaciones políticas donde los ideales de la revolución buscarían ser
impulsados, por ejemplo, con la creación del Movimiento Revolucionario Oriental
(MRO). También puede verse la influencia en discusiones que se dieron a la
interna del Partido Socialista (PS), por ejemplo, desde donde se expresaría “el
rechazo de las estrategias de corte reformista y una política de radicalización
marxista. La influencia de la revolución cubana, fortaleció estas tendencias”.
4
En
el plano electoral se visualiza la experiencia del Frente Izquierda de Liberación
(FIDEL), donde se presentó una opción renovadora en el campo de la izquierda:

3
Historia de Cuba; Cantón Navarro, José
4
El fin del Uruguay Liberal; Nahúm, Cocchi, Maronna y Trochon.
“La utilización de la antedicha sigla marcaba claramente por donde corrían los
núcleos de coincidencia.”
5

En el marco del movimiento estudiantil, se volcarían de una posición tercerista
tomada respecto a la Guerra Fría hacia un viraje a la defensa de la Revolución
Cubana. Se multiplicarían los espacios de construcción en defensa del proceso
revolucionario y en el año 1967 mucho de esto se sintetizaría con la
participación de una delegación uruguaya de la Organización Latinoamericana
de Solidaridad (OLAS) en la Habana, donde el MRO y PS votarían con la
mayoría de las OLAS, puntos que posteriormente desarrollaremos pero que uno
de los principios fundamentales era “una estrategia común revolucionaria,
fundamentada en un profundo sentido de la solidaridad, dirigida a la toma del
poder mediante la lucha armada”.
6
Destacar que dicha conferencia dejaba a la
luz las diferencias, por ejemplo con el Partido Comunista del Uruguay (PCU),
que se inclinaría por un tránsito pacífico y por otro lado dicha conferencia sería
una nueva inyección para la izquierda revolucionaria uruguaya que se
concretaría en el Acuerdo de Época.

Una revolución que calaba hondo en las entrañas de los explotados y oprimidos
del Uruguay, y que se inmiscuía en todos los métodos de lucha que la clase
trabajadora tiene para sí en el enfrentamiento contra sus explotadores.
Notoriamente esto marcó una enorme respuesta desde los sectores
reaccionarios de la clase dominante uruguaya, quienes alineados a Estados
Unidos y su Alianza para el Progreso, estarían dispuestos a todo tipo de
acciones para frenar el calor de las luchas. Algunas de las medidas impuestas
durante aquel tiempo fueron: declarar persona no grata al embajador cubano en
Uruguay en 1961; el intento de asesinato de Ernesto Guevara en su estadía en
Uruguay; la expulsión de Cuba de la OEA en 1962; en 1964 el Consejo Nacional
de Gobierno resolvió la ruptura de relaciones diplomáticas, consulares y
comerciales con Cuba, dando cuenta de la posición del gobierno uruguayo de la
época y del temor que originaba la influencia cubana en la realidad de la clase
trabajadora, estudiantil y demás sectores de nuestro país.

La vigencia de un ideario hasta nuestros días

Cuando hacemos referencia a los principales aportes de la Revolución Cubana y
su vigencia para nuestras luchas diarias, por cuestiones de extensión como ha
sucedido antes, solo mencionaremos algunos de ellos; a sabiendas de que
muchos de ellos merecen, por su gran trascendencia y profundidad teórica,
seguir siendo discutidos. Sintetizaremos éstos en: la necesidad de la toma del

5
El fin del Uruguay Liberal; Nahúm, Cocchi, Maronna y Trochon.
6
Declaración general de la primera conferencia Latino Americana de Solidaridad.
poder, la lucha contra el imperialismo y el reformismo, y la necesidad de una
lucha continental.

En cuanto a la toma del poder, uno delos máximos referentes del proceso
cubano, Ernesto Guevara, diría: “el poder es el objetivo estratégico sine qua non
de las fuerzas revolucionarias, y todo debe estar supeditado a esta gran
consigna”
7
. Sin dudas esta consigna da orientación a las luchas que los pueblos
dan día tras día. Sin la toma del poder político por parte de la clase
revolucionaria todo es ilusión. Ahora bien, ese camino cotidiano de construcción
política y militar, de impulso de todas las formas de lucha que encaminen a la
clase explotada y oprimida a hacer la revolución y tomar el poder, se enmarcan
en un obvio enfrentamiento a las clases dominantes reaccionarias que luchan
por continuar explotando y sometiendo a millones de personas bajo su egida. En
ese camino se entablan lazos de unidad para luchar, donde los explotados y
oprimidos deberán aunar, en pos de materializar la lucha de una clase contra la
otra, con todo el esfuerzo que ello significa y, además dar la lucha contra el
enemigo de clase, visualizándose allí, el imperialismo, las burguesías
nacionales, y el reformismo que embaucan a la clase trabajadora y sectores
populares en la posibilidad de conciliación de clases, negando el carácter
antagónico de las clases predominantes del capitalismo: burguesía y
proletariado. Con discursos que pretenden humanizar un sistema inhumano en
todo su esplendor, promueven conciliaciones entre imperialismo y nación, entre
capital y trabajo y este tipo de posiciones ideológicas se introducen en el seno
de la clase trabajadora desviando la lucha de la misma en la destrucción de la
burguesía y del sistema capitalista.

Respecto a esto, ya en el pronunciamiento de OLAS en 1967, en la Habana, se
desprendía: “otra de las formas de penetración ideológica más nuevas y sutiles y
por lo tanto más dañinas de la ideología imperialista se manifiesta con la
aparición en el seno del movimiento revolucionario de tendencias claudicantes y
conciliadoras, que pretendiendo fundamentar teóricamente la tesis del fatalismo
geográfico, del atraso ideológico de las masas y de la necesidad de alianzas
amplias con los diversos sectores de la población, terminan proclamando unas
veces de manera abierta y otras de manera hábil la necesidad de liquidar la
lucha armada y en general de tomar el camino del reformismo en vez de la vía
auténticamente revolucionaria.”
8
Resulta imposible separar lo discutido y
aprobado en las OLAS, de la estrategia continental que se desprendía del
proceso cubano materializado en aportes en todo sentido desde Cuba a las
organizaciones revolucionarias de todo el continente “la lucha de liberación

7
Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana; Guevara, Ernesto.
8
Declaración general de la primera conferencia Latino Americana de Solidaridad.
nacional en cualquier país de América Latina hay que considerarla como parte
de la lucha general del continente”.
9

En síntesis, continúa siendo imperioso para la clase revolucionaria, como lo fue
en aquel proceso, la lucha por la toma del poder, debiendo dar estas discusiones
entre organizaciones y espacios de definición revolucionarios, en el marco de la
lucha contra el imperialismo, las burguesías nacionales aliadas al mismo
incapaces de enfrentarlos en su afán de enriquecerse a costa de una mayoría , y
contra el reformismo, germen claudicante y conciliador incrustado históricamente
en los espacios revolucionarios que no hacen más que distraer la atención y los
enviones de las fuerzas revolucionarias. También la imperiosa necesidad de
pensar una lucha en términos continentales, donde los Estados Unidos
consideran a Latinoamérica su patio trasero, donde otras potencias imperialistas
quieren competir dicho espacio de dominación; aquí y allá todos los explotados y
desposeídos, deben dar la batalla en cada rincón de nuestra América,
asumiendo que la principal tarea de un revolucionario es luchar para hacer la
revolución.
.

9
Declaración general de la primera conferencia Latino Americana de Solidaridad.