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100 años del SAG

Un siglo de la Sociedad Tipográfica

-Por Fernando Charamello-

Luego de la oleada revolucionaria que incendió Europa en 1848, derrotada por la alianza de hecho entre la burguesía y la aristocracia, se abrió un perÍodo de reacción que expulsó enormes contingentes de obreras y obreros hacia el nuevo continente.

Según el historiador Pascual Muñoz, “Entre 1866 y 1871 entraron 103.682 trabajadores europeos al Uruguay (…)”¹. Esta marea humana cargada de anhelos de empezar una nueva vida, pero también de experiencia de lucha, de formación y de contacto con las variadas ideas socialistas que se amasaban en el viejo mundo, fue vital para la conformación de las embrionarias experiencias asociativas de la clase trabajadora en nuestra América.

Dentro de este contingente de explotados llegaron los obreros de las imprentas, los artesanos de la tinta y el papel, quienes harían punta en las nacientes organizaciones sindicales, sociedades de socorros mutuos primero y sociedades de resistencia después. Este papel de vanguardia, respondía sobre todo a una cuestión estructural, de la naturaleza de ese sector de la clase: su tarea los obligaba a saber leer y escribir y a estar en contacto, en la impresión de libros y periódicos, con el conjunto de las nuevas ideas filosóficas, sociales y técnicas y con el proceso histórico y político de occidente.

El ya citado Pascual Muñoz nos comenta que: “Si bien el primer intento de organización de los gráficos (con los tipógrafos como principal sector) data de 1857, habrá un nuevo intento de asociación en 1865, y será recién en 1870 cuando quede conformada la Sociedad Tipográfica Montevideana.”², la STM. Este nucleamiento tuvo inicialmente un carácter de Sociedad Mutualista, pero a partir de 1888 actuó decididamente como Sociedad de Resistencia, asumiendo las definiciones con las que la corriente anarco-sindicalista impregnó al naciente Movimiento Obrero.

NUEVO SIGLO Y PROCESO DE UNIFICACIÓN. LA INCIDENCIA DE LA REVOLUCIÓN RUSA

La formación del actual SAG en 1920, es el corolario de un proceso de unificación que fue madurando a partir de 1910. En 1907 se fundó la Unión de Linotipistas y por esa misma fecha se formó una Federación Gráfica que integraba a la mayoría de los oficios del sector.  Hacia mediados de la década del ’10, esta Federación tomó el nombre de Unión Gráfica  y estaba integrada por tipógrafos, impresores, personal de diarios, minervistas, pone pliegos, encuadernadores y ayudantes de maquinas. En principio no incluyó a los linotipistas.

En 1916 se dió un nuevo paso hacia la unión de todos los obreros gráficos y se fundó el Sindicato de Artes Gráficas (SAG), aún sin los linotipistas. Finalmente en 1920 los linotipistas disuelven su organización y se integraron al SAG. La Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU), a la que el SAG estaba integrado desde 1919, vivió una fuerte polémica interna en torno a las noticias que llegaban del viejo mundo respecto a los rumbos que empezaba a tomar la Revolución en Rusia. Las aguas se terminaron separando (en un proceso que fue más rioplatense que uruguayo) entre un sector mayoritario de la FORU que tomó distancia del proceso soviético, con duras críticas, y otro sector que mantuvo su adhesión al gobierno de Lenin. Este último sector, donde estaba el SAG, se separó y formó la USU (en Argentina será la USA), a la cual se sumaron luego los sindicalistas comunistas.

LA HUELGA DEL ’34 Y LA DICTADURA DE TERRA

En 1933 el presidente electo, Gabriel Terra, disolvió el parlamento e instauró una dictadura apoyada en las fuerzas policiales. El ejército permaneció al margen. En este cuadro político-institucional, en 1934 el SAG declaró una Huelga. Según el historiador Rodolfo Porrini, “Fue un conflicto y luego una huelga con muchas aristas y significados. En primer lugar, entrecruzó la lucha social de clases y la lucha política antidictatorial. Por otro, como veremos, fue una expresión de un tipo de sindicalismo y una forma de lucha que, no obstante su resultado negativo, fue rodeado de una gran solidaridad de otros trabajadores, estudiantes y grupos políticos de izquierdas. El conflicto se inició en enero de 1934 con un reclamo o “pliego de condiciones” como se decía en la época, de los trabajadores organizados y la empresa El Día, encargada de los diarios homónimos, El Ideal y Hoy. El plazo acordado vencía el 13 de agosto, seis meses después»³.

La Huelga se lavantó con derrota para los trabajadores que no lograron los reclamos por los cuales habían salido a la pelea y además sufrieron suspensiones, despidos y la deportación hacia Chile de su Secretario General Julio Undurraga. Más allá de que el Sindicato siguió funcionando, esta derrota fue uno de los hitos que marcó el final de la época del sindicalismo antisistémico y de la hegemonía ácrata en el Mov. Obrero uruguayo.

SINDICALISMO AUTÓNOMO Y REFORMISMO CORPORATIVO

En la década del ’40, a pesar de mantenerse aún la dictadura en el periodo “blando” de Baldomir, el capitalismo confrontado a escala planetaria con la URSS promovió un nuevo tipo de rol estatal, conocido como “Estados de bienestar”, donde  el Estado asumirá un papel de amortiguador del conflicto entre capital y trabajo y promoverá una serie de mejoras sociales para quitarle prestigio al Movimiento Sindical ante los ojos de los trabajadores. A su vez la militancia sindical comunista y socialista, con una concepción también estatista, empezó a ganar terreno en los Sindicatos desplazando las tradicionales posturas anarquistas y anarco-sindicalistas. En el caso de los gráficos, formarán su propio Sindicato: el COG.

En este cuadro se produjo un viraje en las posiciones del SAG, que abandonó la USU (que desapareció) y se declaró autónomo de todas las centrales doctrinarias y partidarias, más allá de tener una breve pertenencia a la socialdemócrata CSU. El nuevo estatuto del ’47 plasmó ese viraje político y orgánico. A su vez, en ese período se orientó fuertemente a aprovechar todas la leyes sociales de la época, sobre todo los Consejos de Salarios, y a conquistar beneficios sociales (licencias, seguros de enfermedad, de desempleo, cajas de auxilio, colonia de vacaciones, etc.), que mejoraran la situación de los trabajadores.

LOS REVUELTOS ’60. EL SAG, GATTI Y LA CNT

Desde fines de los ’50 y principios de los ’60, una nueva camada de militantes devolverá al SAG su histórico perfil clasista y combativo. Gerardo Gatti, Secretario de Relaciones del SAG, fue expresión de un conjunto de militantes que se acercaron al SAG sobre fines de la década del ’50. En ese momento había dos Sindicatos gráficos: el SAG con una orientación moderada, socialdemócrata digamos; y el Centro Obrero Gráfico formado por militantes comunistas. Más allá de estas distintas orientaciones, el SAG nucleaba a la inmensa mayoría de los trabajadores gráficos.

Gerardo, y un conjunto de militantes anarquistas e independientes, se volcaron a la militancia en el SAG para devolverle el perfil clasista y combativo que se había desdibujado bastante en las últimas décadas. A principios de los ’60, ya disuelto el COG e incorporados al SAG sus militantes, nuestro Sindicato recuperó su perfil histórico y contribuyó a la línea de pelea que buscaba enfrentar el autoritarismo creciente y a las patronales envalentonadas.

Los gráficos fueron activos protagonistas de la unificación sindical plasmada en la CNT, del Congreso del Pueblo y del enfrentamiento a la escalada autoritaria del pachecato. Gatti, como Secretario de Relaciones Sindicales del SAG, cumplió un papel central, sobre todo intercediendo ante los gremios autónomos para que aceptaran la unificación en un mismo espacio con los gremios orientados por el PC y el PS. También contribuyó decididamente a la formación de corrientes social-políticas como la Tendencia Combativa y la Resistencia Obrero Estudiantil.

RESISTENCIA A LA DICTADURA

Frente al golpe de estado del ’73 y la cruenta dictadura civíco-militar que sobrevino, los gráficos estuvieron en la primera línea y pagaron con persecuciones, cárcel, tortura, exilio y muerte su compromiso con la clase trabajadora y la causa de la libertad. En la Huelga General de 15 días, en la resistencia interna con el Sindicato siempre abierto, en la resistencia, en el exilio, y en los múltiples escollos puestos frente a las iniciativas de la dictadura para lavarse la cara o perpetuarse; el SAG fue fiel a su historia de lucha.

Contribuyó al renacer de los Sindicatos en el ’82, a la formación del PIT en el ’83, se opuso al pacto del Club Naval, a la CONAPRO y a todos los intentos de que la dictadura dejara paso nuevamente a la misma careta ”democrática” del régimen anterior al ’73.

RESTAURACIÓN DEMOCRÁTICA. UNA NUEVA ETAPA ENTRE DOS LUCES

Restaurada la democracia, en una nueva etapa histórica y una configuración del capitalismo diferente, el SAG como todo el Movimiento Obrero y Popular fue escenario de la lucha entre las concepciones conciliadoras y burocráticas que tenían como objetivo político supremo que “la izquierda acceda al poder del estado”, y las corrientes apegadas al legado histórico de que la lucha era por la emancipación definitiva de los explotados y oprimidos, más allá de los gobiernos de turno.

La etapa post-dictadura trajo la profundización neoliberal de los ’90 con su secuela de desocupación y flexibilidad laboral, y en el 2005 el inicio de la era progresista, con la peregrina idea de “humanizar el capitalismo”, con sus aggiornadas recetas de asistencialismo y simulacros de participación.

Amén de los cantos de sirena de los social liberales en el gobierno, los gráficos tuvieron que enfrentar una agresiva incorporación de nuevas tecnologías que ha expulsado a la desocupación a una multitud de mujeres y hombres del oficio gráfico y arrinconado al Sindicato a un espacio de dura marginalidad.

Hoy, terminado el ciclo progresista y en el nuevo período de alternancia entre viejos y nuevos elencos políticos del sistema en toda nuestra América, con el agregado de la emergencia sanitaria y la crisis económica; la tensión entre la conciliación y la lucha de clase sigue estando presente aunque el poder ideológico del sistema y el reformismo sindical y social tenga anestesiada y encorsetada a la mayoría de la clase trabajadora.

En medio de ese dilema histórico siempre renovado, el SAG con sus 100 años a cuestas y el legado de los 150 años de la STM, está presente. Como dijera un poeta: “Insumiso y triste, raído, pero entero”.

1. “Gráficos en lucha contra todas las patronales” dic./2020 – pag. 4

2. “Gráficos en lucha contra todas las patronales” dic./2020 – pag. 5

3. “Gráficos en lucha contra todas las patronales” dic./2020 – pag. 36

Fernando Charamello es militante del SAG